Pobreza y desaparición
En el 2006 Felipe Calderón inicia la guerra contra el narcotráfico, una política de estado que incrementará las desapariciones en el país, y que hoy, después de dos sexenios con dicha estrategia, y partir de un minucioso rastreo hemerográfico, se pudo comprobar que la probabilidad de pertenecer al censo de los desaparecidos, está directamente relacionada con el nivel socioeconómico, incluso, después de la desaparición, los diferentes recursos destinados a la búsqueda de la persona (difusión, esfuerzos logísticos, manejo de la noticia en la prensa) también están directamente relacionados con la clase social; es decir, estamos frente a un círculo vicioso de crimen-víctimas-impunidad-pobreza. Una manera de analizar el problema es la teoría del sociólogo Pierre Bourdieu, podremos darnos cuenta que las desapariciones, de acuerdo a nuestro trabajo de campo, no afectan por igual a todas las clases sociales, en realidad, la mayoría de los desaparecidos se ubican en el cuadrante socioeconómico más precario, es decir, los de capital simbólico, cultural, económico y social más bajo. Por el contrario, cuando la desaparición se presenta en una clase menos desprotegida, la sociedad en su conjunto se moviliza, el estado se interesa, y los medios hablan de ello. Sin embargo, y a través de estos casos que son percibidos como “especiales”, se oculta el hecho de que en México hay más de treinta mil desaparecidos a los cuales no se les da seguimiento. Es entonces que podemos identificar que hay dos tipos de cuerpos, los que importan y los que son desechables, en una especie de malabarismo político, cuando se habla de desaparecidos, solo se habla estudiantes, profesionistas, o personas que valen algo para la sociedad, en contraparte, los individuos de las clases más bajas, no solo corren el riesgo de ser desaparecidos, sino que después de ser victimados, se les criminaliza de diversas formas, la más recurrente es “algo habrán hecho”. Este estudio se centra en la relación que existe entre un estado que privilegia ciertos cuerpos y que desecha otros, nuestro primer intento es hacer visible el discurso político que divide a la sociedad en cuerpos imprescindibles y cuerpos desechables a partir del análisis hemerográfico.
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