El círculo del poder (formal e informal) como una forma de observación de la comunicación política en México

La figura del círculo formal e informal del poder, es una herramienta heurística para la observación del sistema político que se configura en el México posrevolucionario, de una forma de gobierno autoritaria a una de carácter democrática, y permite identificar instituciones y prácticas que perviven a lo largo del tiempo, las cuales se han estabilizado como estructuras del sistema político en su conjunto. Esta distinción permite hacer un análisis sobre la forma en que a través de la variación de estructuras políticas y sociales se tiende a estabilizar la configuración de una cierta forma de diferenciación social de las comunicaciones políticas en México durante el siglo XX; como orden concéntrico la directriz estatal es uno de los elementos que guían las interacciones que se producen entre estas organizaciones en el sistema político. En el circuito informal del poder se desarrolla un esquema de representación de tipo corporativo, que experimentó un proceso de interpenetración con el partido en el poder y con la Presidencia de la República. Estas comunicaciones informales del poder dan cuenta de mecanismos de institucionalización y de estructuración política que incorporan las demandas de la "la ciudadanía" mediante prácticas informales de poder, como el cacicazgo, el clientelismo, el patronazgo, la corrupción. Esta forma autoritaria de ejercicio del gobierno inhibió la posibilidad real de la existencia del código gobierno-oposición característico de la democracia, pues la oposición no contaba con las condiciones institucionales para competir por el poder. No obstante en una forma de gobierno democrático, la comunicación política si bien ha puesto al centro el código gobierno/oposición, (con la alternancia en el poder) subsisten mecanismos informales de poder que se han superpuesto en las instituciones democráticas formales que inhiben el desarrollo de un Estado de Derecho y el ejercicio pleno de ciudadanía. Prácticas clientelares, tanto del partido en el gobierno como de los opositores impactan en el desarrollo de un público elector; la administración también se ve interpelada por la oferta de programas políticos y entrega de apoyos; desde el gobierno, la corrupción y el uso faccioso de las organizaciones impactan negativamente en el orden político democrático.

Laura Hernandez Arteaga /FCPYS, UNAM
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