La Era de la Doxosofía: redes sociales como territorios sociopolíticos en disputa
La histórica premisa producto de la dinámica entre individuo-información supuso por siglos que acceder a ésta última implicaba su mayor y principal problema, pero la revolución en las tecnologías de la información y la comunicación que trajo la Internet entre los marcos de la Globalización reconfiguró dicho panorama: el problema fundamental ahora no es cómo se accede a la información, sino cómo se relaciona con ella. Parafraseando las figuras retóricas en la obra de Zygmunt Bauman, nuestras sociedades son hoy, comunidades hiperinformadas expuestas diaria y sistemáticamente a un caudal de información que lejos de formar criterios sólidos en agentes sociales de cambio de forma generalizada, ha producido vicios de fondo en la construcción de cultura política, en el fortalecimiento de los sistemas y ejercicios electorales y lejos de solo fracturar los regímenes democráticos, ha develado sus profundas contradicciones. El culto a la doxosofía (o el ejercicio de la mera opinión, carente de toda fundamentación basada en hechos y realidades) de la que nos habló alguna vez Pierre Bourdieu, se tomó los espacios de deliberación política virtual por fuerza orgánica. Se intenta aportar en las siguientes líneas, elementos críticos para estructurar la problemática contemporánea entre individuo-información poniendo dicha empresa bajo una óptica conflictiva: los espacios virtuales suponen hoy un territorio en disputa no ocupado totalmente por nadie y por todos sus actores a la vez; es desde allí que se profundizarán las lógicas de la desinformación expresadas en conceptos como posteverdad o fake news o, se consolidarán redes de activismo político con tendencia al compromiso, la unidad, el número y el repertorio dadas las consignas de la movilización social desde la perspectiva de Charles Tilly. Las guerras tradicionales de confrontación bélica se siguen librando globalmente, pero corre paralelamente a ellas el desarrollo de guerras digitales que determinarán el futuro de los lenguajes, las narrativas y los medios por los cuáles las agendas informativas de la indignación serán consumidas.
Descargar Ponencia en Extenso